lunes, 21 de mayo de 2012

Rusia se prepara para un ataque militar estadounidense contra Irán


El Estado Mayor ruso espera una guerra contra Irán este verano, con enormes repercusiones en toda la zona 
Clara Weiss
World Socialist Web
(Traducido para La Haine por Felisa Sastre)
Rusia ha emprendido intensos preparativos durante los últimos meses para un posible ataque militar de Israel y los Estados Unidos contra Irán. Según informes recientes, el Estado Mayor ruso espera una guerra contra Irán este verano, con enormes repercusiones no sólo en Oriente Próximo, sino también en el Cáucaso. Se han actualizado técnicamente las tropas rusas en el Cáucaso, y una división de misiles situada en el mar Caspio se ha puesto a punto. Los misiles de crucero de la flotilla del mar Caspio están ahora situados en la costa de Daguestán.
La única base militar rusa en el Cáucaso Sur, instalada en Armenia, está también en alerta contra una intervención militar. El otoño pasado, Rusia envió su portaaviones Kuznetsov al puerto sirio de Tartus tras la escalada del conflicto en Siria. Los expertos creen que Rusia apoyaría a Teherán en caso de guerra, al menos en el plano militar y técnico.
En un comentario de abril, el General Leonid Ivashov, Presidente de la Academia de Ciencias geopolíticas, escribía que “una guerra contra Irán sería una guerra contra Rusia” y abogaba por una “alianza político-diplomática” con China e India. Se realizaron operaciones en todo el Oriente Próximo a fin de desestabilizar la región y proceder contra China, Rusia y Europa. La guerra contra Irán, escribió Ivashov, podría “llegar a nuestras fronteras, desestabilizar la situación en el Cáucaso Norte y debilitar nuestra posición en la región del Caspio”.
Entre las preocupaciones fundamentales de Moscú se encuentran las consecuencias para el Cáucaso meridional en el caso de una guerra contra Irán. Armenia es el único aliado del Kremlin en la región, y tiene estrechos vínculos económicos con Irán, mientras que las vecinas Georgia y Azerbaiyán mantienen vínculos militares y económicos con los Estados Unidos e Israel.
El Kremlin teme sobre todo que Azerbaiyán pueda participar en una alianza militar junto a Israel y los Estados Unidos contra Irán. Azerbaiyán limita con Irán, Rusia, Armenia y el mar Caspio y, desde mediados de la década de 1990, ha sido un importante aliado económico y militar de los Estados Unidos en el sur del Cáucaso, acogiendo varias bases militares estadounidenses.
Las relaciones entre Irán y Azerbaiyán ya están muy tensas. Teherán ha acusado repetidamente a Bakú de participar en atentados y actos de sabotaje, probablemente en colaboración con los agencias de espionaje israelí y estadounidense. En los últimos años, Azerbaiyán ha duplicado su gasto militar y, en febrero, firmó un contrato de armas con Israel por 1.600 millones de dólares que incluía el suministro de aviones teledirigidos y sistemas de defensa de misiles.
Citando fuentes superiores del Gobierno Obama, a finales de marzo, Mark Perry declaró a la revista estadounidense Foreign Policy que Bakú había permitido el acceso de Israel a varias bases aéreas en la frontera norte de Irán, que podrían usarse para un ataque aéreo contra Teherán. La revista cita a un alto funcionario del Gobierno: “los israelíes han comprado un aeropuerto y este aeropuerto es Azerbaiyán”. Perry advertía: “los estrategas militares deben tener en cuenta ahora un escenario de guerra, que incluye no sólo en el Golfo Pérsico, sino también el Cáucaso.”
El Gobierno de Bakú negó inmediatamente el informe, pero el editor del periódico azerbaiyaní Neue Zeit, Shakir Gablikogly, sugirió que Azerbaiyán podría verse arrastrado a una guerra contra Irán.
Incluso si Azerbaiyán no fuera el punto de partida para un ataque israelí contra Irán, existe el peligro de que la guerra produzca una escalada militar de otros conflictos, como las disputas territoriales entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno-Karabaj. La región ha sido independiente desde el final de la guerra civil en 1994, pero el Gobierno de Bakú, Estados Unidos y el Consejo Europeo insisten en considerarse como parte de Azerbaiyán. En los dos últimos años, ha habido repetidos conflictos fronterizos entre Armenia y Azerbaiyán, y los comentaristas han advertido de que los litigios podrían derivar en una guerra con Rusia, los Estados Unidos e Irán.
En una reciente entrevista con Rusia Komsomolskaya Pravda, el experto militar Mikhail Barabanov afirmaba que los conflictos en la región post-soviética podrían conducir a una intervención militar en Rusia. Cualquier intervención en la región por parte de Estados Unidos o de otra potencia de la OTAN podría traer consigo “el riesgo inevitable de la utilización de armas nucleares”. Rusia tiene el arsenal nuclear más grande del mundo tras Estados Unidos.
Debido a su importancia geoestratégica, Eurasia se ha convertido en el epicentro de las rivalidades económicas y políticas, y de los conflictos militares entre Estados Unidos y Rusia tras el colapso de la Unión Soviética. Azerbaiyán, Georgia y Armenia constituyen un puente entre los ricos recursos naturales de Asia Central y el mar Caspio por una parte, y Europa y el Mar Negro por la otra.
Desde la década de 1990, Estados Unidos ha intentado ganar influencia en la región a través de alianzas económicas. En 1998, el futuro Vicepresidente estadounidense Richard Cheney, entonces alto ejecutivo del gigante de servicios petroleros Halliburton, declaraba: “No recuerdo la ocasión en que una región obtuviera tan rápidamente esa enorme importancia estratégica como ha sucedido con el mar Caspio.”
En su libro The Grand Chessboard (El gran tablero de ajedrez) (1998), Zbigniew Brzezinski, Asesor de seguridad nacional del Presidente Jimmy Carter, escribía: “una potencia que domine Eurasia controlaría las dos terceras partes de las regiones más avanzadas y económicamente productivas del mundo. En Eurasia, hay aproximadamente tres cuartas partes de los recursos energéticos conocidos en el mundo.”
La importancia central de la región radica en que es zona de paso para suministros de energía a Europa desde Asia, bordeando Rusia. Mediante el apoyo a proyectos de gaseoductos alternativos, Washington ha intentado debilitar los vínculos rusos con Europa, dependiente en gran medida del gas y petróleo ruso.
Hasta ahora, Georgia es el país clave para el tránsito de los suministros de gas y petróleo y ha estado en el meollo de los conflictos en la región. En 2003, “La Revolución rosa” de Georgia fue instigada por Washington para llevar al poder a Mikhail Saakashvili como Presidente, a fin de salvaguardar los intereses económicos y estratégicos estadounidenses en la región. Ello condujo a una intensificación de las tensiones con Moscú por la supremacía geoestratégica. La guerra entre Georgia y Rusia en el verano de 2008 representa un paso adelante en la rivalidad entre los dos países, con la posibilidad de ampliarse a una guerra ruso-estadounidense. Las relaciones entre Rusia y Georgia siguen siendo muy tensas.
La influencia de Estados Unidos en el Cáucaso y Asia Central ha disminuido considerablemente en los últimos años. Además de Rusia, China se ha convertido en una fuerza de peso en el área al establecer importantes lazos económicos y militares con los Estados de Asia Central, como Kazajstán. Aunque Rusia y China siguen siendo rivales, han establecido una alianza estratégica en su competencia con Estados Unidos. Para Estados Unidos, la guerra contra Irán representa una nueva etapa en su creciente confrontación con China y Rusia por el control de los recursos energéticos de Asia Central y Oriente Próximo.