sábado, 15 de diciembre de 2012

las sorprendentes profecias de juan de jerusalen

“Cuando empiece el año mil que sigue al año mil…” (2000)

El padre buscará el placer en su hija; el hombre en el hombre; el viejo en el niño, y eso será a los ojos de todos… Pero la sangre se hará impura; el mal se extenderá de lecho en lecho, el cuerpo acogerá todas las podredumbres de la Tierra, los rostros serán consumidos, los miembros descarnados… el amor será una peligrosa amenaza para aquellos que se conozcan solo por la carne”

Todos sabrán lo que ocurre en todos los lugares de la Tierra; se verá al niño cuyos huesos están marcados en la piel y al que tiene los ojos cubiertos de moscas y al que se da caza como a las ratas. Pero el hombre que lo vea volverá la cabeza, pues no se preocupará sino de sí mismo; dará un puñado de granos como limosna, mientras él dormirá sobre sacos llenos. Y lo que dé con una mano lo recogerá con la otra”

El hombre comerciará con todo; todas las cosas tendrán precio; el árbol, el agua y el animal. Nada más será realmente dado, y todo será vendido”

Los hombres querrán elegir a los hijos en el vientre de sus mujeres y matarán a aquellos que no deseen. Pero ¿qué será de estos hombres que se creen Dios?”

El hombre habrá cambiado la faz de la Tierra; se proclamará el señor y el soberano de los bosques y las manadas. Habrá surcado el sol y el cielo y trazado caminos en los ríos y en los mares… Pero la Tierra estará desnuda y será estéril. El aire quemará y el agua será fétida… La vida se marchitará porque el hombre agotará las riquezas del mundo….Y el hombre estará solo como un lobo, en el odio a sí mismo… Los poderosos se apropiarán de las mejores tierras y las mujeres más bellas; los pobres y los débiles serán ganado, los poblados se convertirán en plazas fuertes; el miedo invadirá los corazones como un veneno”

La Tierra temblará en muchos lugares y las ciudades se hundirán; todo lo que se haya construido sin escuchar a los sabios será amenazado y destruido; el lodo inundará los pueblos y el suelo se abrirá bajo los palacios. El hombre se obstinará porque el orgullo es su locura; no escuchará las advertencias repetidas de la Tierra, pero el incendio destruirá las nuevas Romas y, entre los escombros acumulados, los pobres y los bárbaros, a pesar de las legiones, saquearán las riquezas abandonadas”

El sol quemará la Tierra; el aire ya no será el velo que protege del fuego, no será más que una cortina agujereada, y la luz ardiente consumirá las pieles y los ojos” “El mar se alzará como agua enfurecida; las ciudades y las riberas quedarán inundadas y continentes enteros desaparecerán; los hombres se refugiarán en las alturas y, olvidando lo ocurrido, iniciarán la reconstrucción”

“Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil…” 

Se anunciará el fin de los tiempos bárbaros. Será el tiempo de un nuevo vigor en la fe.Después de los días negros del año mil que sigue al año mil, vendrán los días felices.El hombre reencontrará el camino de los hombres y la Tierra será ordenada. Los desiertos serán irrigados, el aire volverá a ser puro. El hombre purificará todo lo que ha contaminado.Sentirá que la Tierra es su hogar, y será sabio y pensará en el mañana.

El hombre ya no será el único soberano, pues la mujer empuñará el cetro.Será la gran maestra de los tiempos futuros, y lo que piense lo impondrá a los hombres.Será la dulzura tierna de la madre, la belleza tras la fealdad de los tiempos bárbaros.Los tiempos bárbaros cambiarán en poco tiempo, se habrá aprendido a dar y a compartir.Se soñara y se dará vida a los sueños.

El hombre conquistará el universo.Navegará en esa nave brillante, Nuevo Ulises, compañero del sol, hacia la odisea celeste.Construirá ciudades naúticas que se nutrirán de las cosechas del mar.Vivirá así en todos los rincones del gran dominio.Nada le será prohibido.

Habrá una nueva palabra que será hablada por todos, y nacerá así, por fin , el gran humano.El hombre respetará a todos los seres porque los sabrá portadores de luz.Conservará en memoria lo que fue y sabrá leer lo que será.Ya no tendrá nunca más miedo de su propia muerte, por que sabrá que su luz nunca se apagará.”