El sector alimentario ha montado en cólera al saberse que Coca-Cola, el máximo representante del lobby que defiende los hábitos alimenticios globalizados, tomará las riendas del organismo encargado de velar por la nutrición, así como de la regulación relativa a la comercialización de los productos.
El presidente en España de la multinacional estadounidense, Marcos de Quinto, ha logrado que una de sus ejecutivas de confianza asuma la dirección general de la Agencia Española Alimentaria.
De este modo, el Consejo de Ministros nombrará a Ángela López presidenta del organismo. Hasta ahora ha desempeñado la máxima responsabilidad del área de regulación en la firma de refrescos.
La llegada de la ejecutiva de Coca-Cola al Gobierno ha desatado viejas batallas internas. Los grandes fabricantes de productos relacionados con alimentos vinculados a la dieta sana y mediterránea dudan de la imparcialidad de López a la que consideran estrechamente vinculada al bando de los refrescos.
La desconfianza aún se ha hecho mayor al saberse que la nueva responsable pública de la nutrición y salud alimentaria ha pedido la excedencia de Coca-Cola para no perder los derechos laborales derivados de la relación profesional.
“El sector está en alerta máxima por este nombramiento por la imparcialidad, por la bajada de estándares en el binomio alimentación-salud, y el posible trato de favor a Coca-Cola”, apunta un alto ejecutivo que prefiere no ser citado.