En páginas no más grandes que una tarjeta de crédito, se encuentran imágenes, símbolos y palabras que parecen hacer referencia al Mesías y, posiblemente, a la crucifixión y resurrección. Además, algunos de los libros se encuentran sellados, despertando la duda en los académicos sobre si podrían ser en realidad la colección perdida de códices mencionada en el Libro de las Revelaciones de la Biblia.
Los libros fueron hallados hace 5 años en una cueva sita en una remota parte de Jordania donde se sabe que los refugiados cristianos huyeron luego de la caída de Jerusalén en el 70 d.C. Documentos importantes del mismo periodo han sido previamente descubiertos en la zona.
Las pruebas metalúrgicas iniciales indican que algunos de los libros se remontarían a alguna fecha cercana al primer siglo Después de Cristo. Esta estimación se basa en la forma de corrosión que se presenta, la cual los expertos dicen que es imposible lograr artificialmente. Si esta fecha se verifica, los libros serían de los primeros de la Era Cristiana, anteriores a los escritos de San Pablo.
El prospecto que podría contener historias contemporarias de los días finales de la vida de Jesús, ha entusiasmado a los estudiosos – aunque siguen tomando el tema con pinzas debido al hecho que previamente hubo casos de falsificaciones bastantes sofisticadas.
David Elkington, un británico erudito en historia antigua de las religiones y arqueología, y uno de los pocos en examinar los libros, declaró que bien podrían ser “el descubrimiento más grande en la historia del Cristianismo”.
“Es emocionante pensar que tenemos en las manos objetos que pudieron haber sido sostenidos por los primeros santos de la Iglesia”, agregó.
De todas formas, el gobierno jordano se encuentra en tratativas desde los más altos niveles para repatriar y salvaguardar la colección. Philip Davies, profesor emérito de estudios bíblicos en la Universidad de Sheffield, declaró que había evidencia sólida que los libros tenían un origen cristiano debido a placas que muestran un mapa de la ciudad santa de Jerusalén. “Cuando vi eso me quedé estupefacto”, dijo. “Es claro que se trata de una imagen cristiana. Hay una cruz en primer plano, y detrás de ella lo que sería una tumba [de Jesús], un pequeño edificio con una apertura, y tras ello los muros de la ciudad. En otras partes de los libros también se describen murallas y es casi seguro que se refiere a las de Jerusalén. Es una crucifixión que se lleva a cabo fuera de los muros de la ciudad”, explicó el profesor.
El equipo británico actual encargado del descubrimiento teme que su presente “guardián” israelí pueda pensar en vender algunos de los libros en el mercado negro, o peor… destruirlos. Pero el hombre que tiene los libros lo niega y afirma que han estado en su familia por 100 años.
La Dra. Margaret Barker, ex presidente de la Sociedad para el Estudio del Antiguo Testamento, dijo: “El Libro de las Revelaciones habla sobre libros sellados que solo eran abiertos por el Mesías. Otros textos del mismo periodo cuentan historias sobre libros sellados conteniendo gran sabiduría y una tradición secreta pasada por Jesús a sus discípulos más cercanos. Ese es el contexto de este descubrimiento